ROBERTO BOLAÑO. 2666.

A cuatro profesores de literatura, Jean-Claude Pelletier (francés), Piero Morini (italiano), Manuel Espinoza (español) y Liz Norton (inglesa), los une su común fascinación por la obra de Beño von Archimboldi, un enigmático escritor alemán cuyo prestigio crece en todo el mundo. La complicidad entre los cuatro adquiere pronto trazas de vodevil intelectual y cosmopolita -con ménage á trois incluido-, y desemboca en un disparatado peregrinaje a Santa Teresa (trasunto de Ciudad Juárez), en la frontera de México con Estados Unidos, donde hay quien dice que Archimboldi ha sido visto. Ya en Santa Teresa, Pelletier y Espinoza se enteran de que la ciudad viene siendo desde años atrás escenario de una larga cadena de crímenes atroces. En los vertederos de la ciudad no cesan de aparecer los cadáveres de mujeres, muchas de ellas apenas adolescentes, con señales de haber sido salvajemente violadas y torturadas.

Es el primer asomo de la novela al agujero negro en que terminarán por precipitarse sus múltiples y procelosos caudales, repletos de personajes memorables cuyas historias, a caballo siempre entre la risa y el horror, abarcan dos continentes e incluyen, entre muchas otras cosas, un vertiginoso travelling por la historia europea del siglo XX, por las ruinas de una cultura y una civilización en derrota en las que la literatura continúa invocando un simulacro de salvación.»———Fragmento tesina sobre 2666 de Roberto Bolaño:»En toda su obra, Roberto Bolaño explora a fondo las fronteras del mal absoluto. Ocupa una posición central en las novelas «Estrella distante», «La Literatura nazi en América» y «Nocturno de Chile».

El eje mayor sobre el cual gira de nuevo este tema en su novela póstuma 2666, es que, Santa Teresa es en realidad un trasunto de Ciudad Juárez, situada en el desierto, en la frontera con los Estados Unidos. Con cerca de 1.300.000 habitantes, es hoy día la ciudad más poblada del Estado de Chihuahua. Bolaño dedica primero una parte entera al horror de los feminicidios reales en Ciudad Juárez, mostrando así la irracionalidad y la institucionalización de la violencia en una ciudad mexicana. A partir del año 1993 y hasta hoy en día tienen lugar allí crímenes contra mujeres y niñas que incluyen el secuestro, la violación y el asesinato. Según cifras de Amnistía Internacional, entre 1993 y 2003 fueron halladas más de 370 mujeres asesinadas, de las cuales al menos 139 presentaron violencia sexual.

Todavía se sigue reprochando al gobierno mexicano que no tome las medidas adecuadas para poner fin a la violencia. Pasó mucho tiempo antes de que se prestara atención a los crímenes y que se los tomaran en serio. Gracias a periodistas como Sergio González Rodriguez, escritor de «Huesos en el desierto», el caso tuvo resonancia en la prensa internacional. Incluso se ha producido una película sobre los crímenes en ciudad Juárez, «Bordertown», con Jenifer Lopez y Antonio Banderas. Aunque la película es bastante mala, el título señala ya acertadamente las raíces del mal que hostiga a Ciudad Juárez: los problemas socio-económicos de una ciudad de la frontera. La fuente de esta banalización reside en un problema más profundo de mentalidades. Desafortunadamente, aún vive la idea de que la violencia contra la mujer (y sobre todo la violencia doméstica) no es un delito grave, sino que es parte de la “violencia cotidiana”.

Además, la violación se consideró hasta hace unas décadas “natural”. En La parte de los crímenes, Bolaño ilustra esta actitud machista entre otras mediante la inserción de dos páginas enteras de chistes misóginos, que los propios agentes encargados de la investigación de los crímenes se cuentan en un local “parecido a un ataúd”. Mientras que las autoridades sigan con esas ideas de que las mujeres se lo han buscado, y no reconozcan que se trata de violencia de género, no se puede disponer de cifras exactas que demuestran la excepcionalidad de la situación en Ciudad Juárez, y por consiguente se siguen indicando los casos como violencia “común, normal”.En La parte de los crímenes, Roberto Bolaño reproduce la realidad de la ciudad fronteriza, ficcionalizándola mediante la creación de Santa Teresa. Abordar el mal, la violencia, lo siniestro, en una obra literaria implica una gran complejidad precisamente a causa del carácter multiforme del tema. Lleva consigo la búsqueda del lado oscuro del hombre, significa narrar algo que siempre se ha considerado como “indecible”.

Hay que poseer un dominio de la narración realmente extraordinario para describir más de cien crímenes que presentan víctimas y circunstancias similares sin cansar al lector, es más, logrando arrastrarle página tras página a sabiendas de que, al final, no dará con la solución (los crímenes de mujeres en México son más de 400 y su autoría sigue en el misterio).Otra correspondencia en el patrón de violencia entre la “ficción” de Bolaño y la realidad, es el narcotráfico, otra fuente de ilegalidad y de violencia. En 2666, el retrato del narcotraficante Enrique Hernández, resume bien el funcionamiento del negocio de drogas en la zona fronteriza. Siendo el punto fronterizo más transitado del mundo, no es de extrañar que Ciudad Juárez también es el bastión de uno de los carteles más importantes de America Latina. Cada año, 300 toneladas de cocaína colombiana son trasladadas a los Estados Unidos, de las cuales un tercio pasa por ahí. La presencia de los narcos se nota muy bien en la escena callejera: coches con las ventanillas ahumadas y sin matrículas, barrios residenciales bajo vigilancia continua, discotecas, timbas para blanquear dinero… y en todas partes, hombres armados. Es evidente que la rapidez con que se puede obtener armas y el escasísimo valor que los narcos conceden a la vida humana han creado ahí un ambiente de extrema violencia. Además, con su capacidad de intimidación y compra, el narcotráfico exhibe la corruptibilidad de jefes policíacos, de altos funcionarios, de empresarios, y del aparato judicial en su totalidad.

Parece que la impunidad reina en Ciudad Juárez, y todo eso provoca condiciones favorables para crímenes tan atroces como los feminicidios. El lugar de abandono de los cuerpos es otra correspondencia en el patrón de violencia entre la “ficción” de Bolaño y la realidad. En 2666, frecuentemente es un basurero. A pesar de varias detenciones y sentencias, el Estado todavía no ha logrado esclarecer, y menos erradicar el problema de los crímenes contra mujeres. Esto provoca una profunda desconfianza hacia el aparato de justicia y la clase política, de modo que emergen especulaciones e hipótesis sobre lo que se esconde detrás de los crímenes. Una comisión de la ONU que hizo una investigación jurídica y judicial centrada en la deficiente actuación de los jueces de Chihuahua, concluyó en 2004 que “la ineficaz procuración de justicia, la consiguiente sospecha de corrupción y el miedo generalizado de la población de Ciudad Juárez, han sido los factores determinantes del divorcio entre la sociedad civil y las instituciones, que ha beneficiado a los resposables de los crímenes.» Tesina completa: http://lib.ugent.be/…/653/RUG01-001414653_2010_0001_AC.pdf———Críticas: «Desde su aparición en 2004, esta ambiciosa y monumental novela póstuma traza una ineludible línea fronteriza en los modos de narrar, porque cierra el ciclo de la novela del siglo XX mediante la condensación de sus características, y abre el camino de la novela del siglo XXI.Literatura en estado puro, ejercicio de virtuosismo narrativo y alegoría del horror contemporáneo, 2666 es una de esas obras torrenciales que, como dice Amalfitano, uno de los personajes fundamentales, «abren caminos en lo desconocido».

Una obra monumental, una catedral inabarcable, llena de luz y de misterio, de presencias y ausencias, de silencios y sombras.»———Curiosidades:2666 está constituida por cinco partes que pueden ser leídas de manera autónoma, fragmentaria o interconectada -no necesariamente de manera lineal- en términos de conjunto. Cada una de las partes remite a Santa Teresa, ciudad mexicana fronteriza, en la cual suceden continuos asesinatos de mujeres. Pero también cada una de las partes remite al tema del escritor desaparecido, el viaje, el mal y el secreto. La novela propone infinitas pistas que el lector debe seguir en busca de un origen, que resulta ser siempre un falso origen; juega con la tradición metafísica del inasible, del secreto del texto, del aura inalcanzable, con nuestra ansia desesperada de referente.

Rodrigo Fresán describe el libro como «una escritura nocturna y lanzada al abismo, Bolaño jugando una carrera contra todo, noche tras noche, por alcanzar la última página de su novela antes del último amanecer de su vida». Y es que, Bolaño quería vivir pero era consciente de la posibilidad de no llegar a ver publicada su novela: para garantizar el futuro económico de su familia (su mujer Carolina López y sus hijos Lautaro y Alexandra, a los que está dedicado el libro), dejó instrucciones de publicar por separado las cinco partes de 2666 como novelas independientes. Sin embargo, tras la muerte de Roberto el crítico Ignacio Echevarría, buen amigo y albacea literario, de común acuerdo con el editor de Anagrama Jorge Herralde y la familia de Bolaño, decidieron respetar la integridad artística de la obra y publicar un solo tomazo “contundente e inapelable».


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