HOLBACH. SISTEMA DE LA NATURALEZA.

Este libro, estaba ya impreso en Noviembre de 1769, y a principios de 1770 se vendía en París. Una obra filosófica excepcional que debería, con justicia, figurar entre los diez mejores libros de filosofía de la historia. Sin embargo no solo no es leído, sino que casi nadie conoce su existencia. La razón es obvia: las religiones organizadas han bloqueado todo lo posible su impresión y su difusión, ya que su lectura apunta contra su propia supervivencia basada en creencias esotéricas. Lo que el Barón d´Holbach describe, sencillamente, es cómo se debe conocer el mundo desde la observación y el análisis, prescindiendo de creencias. Frente a un supuesto mundo sobrenatural (sobre el que no solo no hay acuerdo sino que ha motivado sangrientas guerras), el autor propone simplemente estar a las formas naturales de adquisición del conocimiento. El saber es el que amplía las mentes, mientras que la ignorancia las hace esclavas.

No hay una sola frase del libro que pueda ser controvertida con hechos opuestos. Esa es su fuerza. El libro fue considerado extremadamente radical en su momento, incluso Voltaire se lo reprochó al barón, y fue incluido en el índice de libros prohibidos. (Index librorum prohibitorum). El libro fue conocido como la “Biblia atea”. Considera la religión una superstición fruto de la ignorancia. El Index librorum prohibitorum, en español “Índice de libros prohibidos” es una lista de aquellas publicaciones que la Iglesia católica catalogó como libros perniciosos para la fe. El Index fue creado en 1559 y finalizado en una época tan reciente como 1966, aunque en 1948 dejó de renovar sus páginas.El primer Index Librorum Prohibitorum fue pensado originalmente por la Sagrada Congregación de la Inquisición, rebautizada como Congregación para la Doctrina de la Fe. Aquella primera edición (1559) contenía autores y libros prohibidos en su totalidad, además de obras listas para ser censuradas, detallando qué párrafos y palabras debían suprimirse para conservar la frágil moral de los lectores. El Index Librorum Prohibitorum nació de una profunda histeria. No sólo se suprimieron y censuraron libros de orden místico, esotérico, cabalístico, sino obras de medicina, de ciencias, de geografía e historia.La lista incluyó a autores literarios, pensadores, científicos, novelistas, etc. En definitiva, todo tipo de autores u obras con citas “incompatibles con la fe” y acusadas de herejía y deficiencia moral. Algunos de los autores cuya obra fue prohibida en su totalidad a lo largo de las diferentes versiones del ‘Index’ fueron, René Descartes, Juan Calvino, Erasmo de Rotterdam, Enrique VIII, y Jean-Paul Sartre entre otros. Curiosamente hay autores como Schopenhauer, Marx o Nietzsche, conocidos por su ateísmo o por su hostilidad hacia la Iglesia Católica, que no figuran en el ‘Index’, pues el Vaticano debe considerar obvio e implícito su veto.

Cervantes no se salvó de ver censurado un pequeño fragmento de su insigne obra Don Quijote de la Mancha, y se vio obligado a suprimir del capítulo XXXVI de la ‘Segunda parte’ lo siguiente: …las obras de caridad que se hacen tibia y flojamente no tienen mérito ni valen nada. Pero el gran Don Miguel no debió de preocuparse demasiado ya que en su primera parte les había colado un buen tanto, pues durante el escrutinio de la biblioteca (capítulo VI) de Alonso Quijano (no de Don Quijote) es el cura quien lleva la voz cantante y posee la última palabra. Todo bien a los ojos de un censor de la Inquisición: un miembro de la iglesia dirigiendo la destrucción de unos libros que habían llevado a la locura a un honrado señor rural.

Sin embargo, todo aquel que ha sido atrapado por la obra cervantina es conocedor del gusto del narrador del Quijote por la ironía, los dobles sentidos, los juegos de espejo, etc. y sabrá leer entre líneas el papel que se le asigna al cura, que no es un mal tipo y hasta promueve la salvación de determinados libros, pero no deja de ser un reflejo del cura español de la época, con su buena panza por comer gratis allá donde fuera y su costumbre de entrometerse en todo.Al fin y al cabo, la prohibición agudiza el ingenio del oprimido y fueron muchos los autores que se jactaron, más o menos en privado, de haber sabido disfrazar con su arte literaria algo que debía ser censurado. Además, el ‘Index Librorum Prohibitorum’ puede ser muy útil para un librepensador de hoy en día, a modo de guía de lectura, porque cualquiera de las obras o autores prohibidos son dignos de ser leídos.

Un párrafo que destaco del libro Sistemas de la Naturaleza:“Los hombres no se sorprenden por los efectos cuyas causas conocen; creen conocer esas causas en cuanto las ven actuar de una manera uniforme e inmediata o en cuanto los movimientos que producen son simples. La caída de una piedra por su propio peso sólo es objeto de meditación para los filósofos, para quienes los modos de actuar de las causas más inmediatas y los movimientos más simples no son misterios menos impenetrables que el modo en que actúan las causas más lejanas y los movimientos más complicados. El vulgo nunca se siente tentado a profundizar en los efectos que le son familiares ni a remontarse a sus primeros principios. No ve nada en la caída de la piedra que deba sorprenderle o merecer sus investigaciones. Hace falta un Newton para percibir que la caída de los cuerpos graves es un fenómeno digno de toda su atención, hace falta la sagacidad de un físico profundo para descubrir las leyes según las cuales los cuerpos caen y comunican a otros sus propios movimientos. En fin, el espíritu más ejercitado se entristece a menudo al ver que los efectos más simples y ordinarios se sustraen a todas sus investigaciones y siguen siendo inexplicables para él. Sea como sea, en cuanto vemos actuar una causa consideramos naturales sus efectos. En cuanto nos acostumbramos a verla o nos familiarizamos con ella, creemos conocerla y sus efectos ya no nos sorprenden”.

Algunos párrafos interesantes del libro:


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