EL OFICIO DE ESCRIBA.

Del libro: El préstamo en el Antiguo Egipto. 

Dado que se estima que sólo entre el 1% y el 4% de la población de Egipto sabía leer y escribir, la gran mayoría de las personas eran analfabetas, tenían necesidad de los escribas, existiendo en cada pueblo un escriba, llamado de ‘aldea’ aparte de los escribas-sacerdotes de los templos. Ellos redactaban las cartas privadas y redactaban los contratos entre particulares. Leían y explicaban lo escrito a las partes, poniendo al final del contrato su nombre y a menudo su ancestro-descendiente de (nombre del padre), a efectos de ayudar a su identificación, ya que con el tiempo podían ser llamados ante el juez para interpretar el contrato redactado.

Era el oficio de escriba el más reconocido, lógico en una sociedad burocratizada como la egipcia. El oficio de escriba solía ser hereditario y se formaban en las «Casa de la Vida’, especie de escuelas dependientes de los templos, vinculadas al templo, especie de nuestra Institución de Enseñanza Superior, con biblioteca, donde los escribas-sacerdotes compilaban y redactaban libros de todas clases y extendían sus conocimientos.

La tinta que usaban era negra o roja; la negra la preparaban con negro de humo u hollín, goma y agua y la roja, con ocre. Para escribir sobre el papiro, se usaban unas cañas o cálamos que procedían de un junco llamado por los botánicos “Juncus marítimus”. Habitualmente tenían una longitud de entre 15 y 30  cms. y se cortaban formando un bisel. Para escribir en la piedra o paredes, los escribas solían machacar la punta para formar un pequeño pincel. Los utensilios del escriba necesarios para escribir eran: la paleta, el soporte del pincel, los cálamos y la bolsa de pigmentos.


«El escriba sentado del Louvre». Una de las estatuas más representativas de la escultura del Imperio Antiguo de Egipto y una de las más famosas y bien conservadas de toda la civilización egipcia. Fue esculpida entre los años 2480 y 2350 a.C. 

La estatua fue hallada en la necrópolis de Saqqara, situada en la ribera occidental del Nilo, frente la antigua ciudad de Menfis, que fue la capital del Imperio Antiguo de Egipto, y se estima que representa a un alto funcionario de la administración. Colocada en la capilla de culto de una tumba, la estatua participaba en las ceremonias y recibía las ofrendas para el difunto, su función tenía pues un carácter funerario. 

El artista le representó mientras escribía en posición sedente con las piernas cruzadas y encima de ellas reposa un papiro desplegado, mientras está a punto de realizar su labor como escriba, por lo que sostiene un cálamo en su mano (perdido), llevando como prenda de vestir un shenti, donde apoya el papiro. Su cuerpo está esculpido en caliza, y sus ojos tallados en cristal de roca, cuarzo blanco y ébano. Su cara está atenta y su mirada es viva; esta parte del cuerpo es muy realista, resaltan los pómulos y las mejillas, y los ojos aparentan gran realismo. Las manos están talladas con esmerado detalle. Su postura es algo hierática, y su actitud tensa. Presenta pliegues en el vientre que hacen resaltar su obesidad. Su buena conservación nos permite ver la policromía antigua, con la aplicación de los diferentes colores. Actualmente la estatua se exhibe en el Museo del Louvre. Fuente: (wikipedia). 


Descubre más desde EL BLOG DE MYRIAM

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.



0 pensamientos sobre “EL OFICIO DE ESCRIBA.”

Deja un comentario