CARLOS «PATATO» VALDÉS, LEYENDA DE LA PERCUSIÓN CUBANA. 

Tomo prestados los textos de Israel Sánchez-Coll, miembro fundador de la Revista Musical Latinoamericana Herencia Latina; de Radio Gladys Palmera, y de Latin Percussion, la fábrica de instrumentos de percusión de Martin Cohen, que llenó un vacío en la industria afrocaribeña, y cuya relación con «Patato» es una historia que merece ser recordada, para hacer una introducción lo más acertada posible sobre este virtuoso de las percusiones.

Escribir acerca de Carlos “Patato” Valdés  es una evocación mágica, una forma antológica de comunicación con entidades existentes en la mitología popular caribeña.  Es el río de la vida del sincretismo, un mundo recóndito de voces ancestrales, donde las plegarias de viejas lenguas africanas evocan el sufrimiento de una raza trasladada a América, en galeras, izadas a la mar para transportar y forjar esclavitud.  En efecto, es una elevación sacra con las deidades de la religión afrocubana del pueblo Yoruba, los Orishas, religión que Carlos profesaba y sabía como nadie todos los ritmos que provienen de esa tradición. En efecto, su apelativo de “Patato” –sujeto pequeño– tal parece un conjuro heredado de Aña, Dios Orisha que habita plácidamente dentro del tambor.

Carlos «Patato» Valdés nació en La Habana, el 4 de noviembre de 1926 en un barrio de la capital llamado Los Sitios, en el seno de una familia de músicos y santeros.  Su padre Carlos Brito Valdés tocó el tres ―una guitarra cubana de tres cuerdas dobles― y perteneció para 1915 al grupo Los Apaches, un popular son ensamble, cuyos integrantes se dividieron a mediados de 1920, fundando de manera seminal El Sexteto Habanero; el Sexteto Habanero fue el primero en introducir el contrabajo, en sustitución de la marímbula y grabar en La Habana en 1925 y al año siguiente, 1926 en Nueva York. Con Carlos Brito Valdés el Sexteto Habanero logró grabarle una composición de nombre Maldita Timidez. J. Varela ha escrito que una parte de los integrantes de Los Apaches también conformaron el Sexteto Nacional, en cuanto Leonardo Acosta apunta que ambos sextetos se transformaron con el devenir del tiempo en  Septetos.

 “Patato” creció tocando la marímbula o botijuela, una versión del piano africano usada en Cuba para tocar líneas de bajo y además otros instrumentos de origen africano, tales como el shekere y un bajo llamado washtub, al parecer un diseño local  o criollo, también tocó la tamburina instrumento musical parecido a la pandereta, con la cual se toca en las tunas o una plenera, popularmente usada por los  pleneros en la isla de Puerto Rico. A continuación se transcribe unos comentarios:

«Aprendí a tocar la rumba usando cajones de madera en mi barrio de La Habana.  Mi primer instrumento fue el tres; me enseñó mi padre, fui bailarín y boxeador, de hecho me llamaban ‘El Toro’».  También tocaba el contrabajo y la marímbula.  Cuando tenía trece años , tocaba en las comparsas de carnaval. Empencé a tocar profesionalmente cuando tenía dieciocho años.»

Carlos «Patato» Valdés en su juventud, probablemente a sus 19 años. Foto de Martín Cohen, fundador de la fábrica de instrumentos de percusión Latin Percussion,

A los doce años comenzó a tocar los cajones, unas cajas de madera usadas por los percusionistas en las tradicionales rumbas de barrio.  También tocó las congas en grupos de comparsas, tal como la Comparsa La sultana; con esta comparsa participaba por las calles en el famoso carnaval de La Habana. De esta manera se convirtió en plena adolescencia, en uno de los más reconocidos congueros de su país; en algunas entrevistas aseguró haber tocado con cucharas hechas de madera en varias fiestas habaneras:

«Cuando tenía unos dieciocho años a veces hacíamos rumba en casa de «Mongo» Santamaría en La Habana. Habían diez o doce percusionistas y cantantes, nos turnábamos tocando y cantando . . . cocinábamos y bebíamos ron y cerveza . . . el dueño de casa finalmente daba la fiesta por terminada».

Carlos, considerado uno de los grandes maestros de las congas y el más melodioso de ellos, inventó una forma de tocar, en la que empleaba movimientos particulares de torsión en todo su cuerpo. Desde muy joven incursionó en las bandas que tocaban son cubano, “lo que hoy llaman salsa” admitió en una entrevista.  

Su primo es el gran cantante de scat Francisco Fellove, quien residió largo tiempo en México. También conocido como El Gran Fellove , fue un compositor y cantante cubano. Un prolífico compositor de la generación del sentimiento , bien conocido por su particular estilo de canto scat conocido como chua-chua. Es autor de la famosa guaracha – pregón «Mango mangüé», grabada por Machito y Celia Cruz entre otros.

Francisco Fellove Valdés. El Gran Fellove.

El debut de Carlos Valdés a mediados de 1940 se dio como conguero en la academia de Marte y Belona. Para el año 1944 y a la edad de 18 años de edad “Patato” tocó junto al bongosero Armando Peraza ― su vecino desde la niñez en su barrio―para la sección de ritmos de Alberto Ruiz  y su Conjunto Kubavana, algunos de sus integrantes fueron Alberto Ruiz, Carlo Querol y Orlando Vallejo. Grabaron un tema clásico considerado como pre-salsa de nombre “Monforivale al Tambo donde se destacó el pianista Yoyo Casteleiro, además la excelente composición de Alfredo Boloña “Rumba en el Patio”.

Se mantuvo con Kubavana hasta mediados de 1947. El gran vocalista Miguelito Valdés deseó llevárselo a Nueva York, dado las destrezas de “Patato” en los cueros, no obstante era menor de edad y su padre no le facilitó el permiso requerido, para que él obtuviera su pasaporte.

Entre 1947 y 1948, Carlos remplazó al líder conguero de la Sonora Matancera, Valentín Cané quien sufría de quebrantos de salud, la Sonora tenía urgencia debido a un jugoso contrato en el club La Habana Sport.

Sin embargo, también se ha escrito que desde 1949 al 1954 “Patato” fue miembro del Conjunto Casino  “los Campeones del ritmo”, banda de vanguardia que logró hacerse la más popular y cotizada de la Habana.  Ellos se hicieron célebres en las grabaciones de 1947 con un sonido evidentemente jazzístico: “El Sordo«, «A Venezuela«, «Conga Casino«, «Mambo con cha cha cha«.

Patato» en el círculo, y Armando Peraza (último en la fila superior a la derecha) con el Conjunto Kubavana.
CONJUNTO CASINO EN 1951
Román, Sorí y Armenteros en las trompetas; Patato en la tumbadoras; Ñico Cevedo en el piano; Roberto Faz en las maracas;
Espí golpea una quijada de burro disecada; Vallejo guiro; el Chicuelo, bongó y Dobal en el contrabajo.
 Foto de la colección de Cristóbal Díaz Ayala.

Para 1952 efectúa con el Conjunto Casino  una gira por la ciudad de Nueva York, salen acompañados de varios amigos músicos entre ellos Mongo Santamaría, Cándido Camero y otros músicos, exhibiéndose en el Nightclub Tropicana, quedan impresionados por el ambiente musical que se desarrolla en la “Gran Manzana”, para sus efectos,  en el Palladium Ballroom arrasaba el mambo, la revolución del bebop y las Big Band de Jazz.

Con el Conjunto Casino cantaron las grandes estrellas Roberto Faz, Roberto Espí, Agustín Ribot, Nelo Sosa y Orlado Vallejo, además estuvieron José Gundín, El Fiñe, Alberto Mazarca Armenteros, Manuel Mirabal, Cristóbal Dobal, Luis Pellejo Rodríguez y Carlos “Patato” Valdés. Grabaron los famosos números “ Rumba en el Patio” y “Sonaremo el Tambo”, los cuales se consideran un testamento a su arrojo y vigor juvenil de tocar. Actuaron en el primer programa televisivo de amplio arraigo popular en toda Cuba, “El Show del Mediodía”.  Ahí Patato inventó dos danzas,  la del pingüino y la del yoyo; durante la misma época tocó con la banda de Pérez Prado y Benny Moré; con Chano Pozo – su amigo en el barrio Belén de La Habana― en el Conjunto Azul, banda de planta del famoso sitio nocturno El Sans Souci, en donde Pozo ganó notoriedad a mediados de 1940 con un espectáculo de cabaret llamado “La Pantera Conga«; con el Trío Matamoros,  expandiéndolo a grupo, llamándose Conjunto Baconao y con Orestes Vilato & José Luis Quintana “changuito” grabando el tema “Ritmo y Candela” con la casa disquera Redwood Records.  Según palabras de  Changuito, el legendario  Roberto Faz le advirtió:

“Ten cuidado que hay un chamaquito por allí que te va a monchar”. También agrega Patato: «De niño gané premios de baile.  Aprendí a bailar yo solo; rumba, abakua, son, son montuno, danzón. Mi padre me enseñó el son y la rumba pero yo era diferente, tenía ideas nuevas. . . mis propios pasos.  Más tarde en televisión elaboré unos bailes que les encantaban a los niños, como el pingüino, la toalla y el tirabuzón».

Para el mismo tiempo “Patato’ trabajó bajo el apelativo de Zambito o pequeño zombi, una clara referencia a su peculiar tamaño, a sus gestos graciosos y al color de piel, también sé autodenominaba con varios nombres por ejemplo Pingüino, por su famosa danza, y con el devenir del tiempo asumió de manera perpetua “Patato”, el cual usa desde que arribó de manera definitiva a la ciudad de New York, el 5 de octubre de 1954 cuando la escena del jazz en los Estados Unidos pasaba por uno de sus mejores momentos. De hecho Mongo Santamaría comparte su casa con Patato y lo recomienda  con Tito Puente, quien  rápidamente lo absorbe a su orquesta. «Patato es un apodo para persona de corta estatura:

«Tuve muchos apodos; en mi barrio la gente me llamaba ‘remache’ y ‘tampón de bañera’.  En la escuela otros niños me decían ‘patato’.  Cuando estaba tocando con Armando Peraza en su centro nocturno, el Zombie Club, para turistas norteamericanos y cubanos ricos, la gente me empezó a llamar ‘El Zombie'».

Carlos «Patato» Valdés  y Tito Puente .  Foto de Martin Cohen.

El primer trabajo realizado por “Patato” Valdés en los EUA, es un poco confuso, dado a que algunos de sus bibliógrafos lo ubican para mediados de 1954, trabajando en el club “Blue Nota Jazz” en Filadelfia  integrando la banda de Billy Taylor y posteriormente lo ubican trabajando en el teatro Apollo de New York con el trompetista Chip Murria. Sin embargo llegan a un punto en común y es que el primer LP donde él participa en la “Gran Manzana” fue a mediados de 1955 con el  grupo del trompetista Kenny Dorham Jazz Messengers, un álbum titulado: Afrocuban,  donde también actúa en la batería el legendario Art Blakey.

 En 1955  “Patato” tocó en varios conciertos junto a Tito Puente y Mongo Santamaría, en el Teatro Apollo de Harlem, legendarios toques que la crítica de ese tiempo consideró que la “casa ―el Apollo― se caía”. Un documento de esos años es el clásico LP  de la RCA donde aparece en línea acompañado de cuatro congueros: Mongo Santamaría, Willie Bobo, Cándido Camero y Johnny Rodríguez, de ahí Puente le llamó “el más grande conguero vivo en nuestros días”.

Llama la atención que varios artículos aseguran que “Patato” trabajó por corto tiempo con Willie Bobo en un club de Harlem llamado Count Basie, el toque de la banda fue rápido y  súper violento además la manera graciosa de tocar de “Patato’ dejó al público maravillado.  Se mantuvo por corto tiempo en el Count Basie,  trasladándose al Club Cubano Interamericano en el Bronx, donde trabajó los fines de semana para la gran colonia puertorriqueña y cubana, que asistían a departir en familia.

En 1956 «Patato» retorna con Tito Puente y Mongo Santamaría al Teatro Apollo para grabar el Lp de la TICO «Puente in percussion«.  Con Mongo Santamaría lleva a cabo el espectáculo Chango en el celebre Palladium Ballroom , el cual estuvo ubicado en Broadway con la 53, salón de baile del empresario Norman Granz, con capacidad para mil parejas.  En este sitio tocó la banda del icono Machito sin interrupción desde 1947 hasta 1966, y al final  resultó ser el centro de la música afro caribeña en Nueva York durante toda esa época.

Para el mismo 1956 es reclutado de manera urgente en la Orquesta de Machito,  a través de su director musical Mario Bauza.  “Patato” tocó con el Afrocuba de Machito junto al puertorriqueño José “Buyu” Mangual y Ubaldo Nieto, dado a que su conguero Luis Miranda se había ido al área de la bahía de San Francisco a tocar con el grupo de Cal Tjader. Estuvo tocando con el Bing Band de Machito durante cinco años, la banda número uno de la ciudad de Nueva York, de hecho la avenida 111 th St en la misma  ciudad  lleva el nombre de Machito Avenue.

Carlos «Patato «Valdés con Brigitte Bardot en 1956.

Debido a su fama para 1956, “Patato” es reclutado para la película francesa  “And God Created Woman” – Y Dios creó a la mujer – del director francés Roger Vadim, allí donde Patato le ofrece a Brigitte Bardot una lección de cómo se baila el Mambo, chachachá y pasos de rumba. De este suceso cinematográfico, que se ha convertido en canon erótico para el cine universal, escribiría luego Guillermo Cabrera Infante en su libro Un oficio del siglo XX…: «más bien parece suicidarse (Brigitte Bardot) bailando un cruce de mambo y chachachá realmente tóxico».

En 1957 graba con Mario Bauza & Machito el famoso disco “Kenya pieza maestra del afrocuba Jazz.  Luego  participa en el disco «Orgy in rythm» de Art Blakey donde su toque se mezcla con los congueros  Ubaldo Nieto y Sabú Martínez.


En 1958 «Patato» participa en los discos  de Machito «With flute to boot«y  «AFROCUBANS«.  De otro lado,  en ese mismo año lo llama  el flautista oriundo de Nueva York Herbie Mann para que trabaje en la percusión latina de su  sexteto AfroJazz, en efecto, Patato  aceptó la propuesta y se mantuvo particularmente fiel con Herbie por espacio de nueve años.

Con Herbie Mann y Dizzy Gillespie “Patato” se embarca en 1959 a una gira musical por los principales países de  Europa y  del continente Africano.  Al regresar de la gira, Tito Puente lo llama para grabar “Tambó”.  Años después regresaría a Europa en una nueva gira musical con Dizzy Gillespie y Quincy Jones.

Dos grandes compañeros, José “Buyu” Mangual y Carlos Patato Valdés. Foto de Martin Cohen.

Entre 1960 y 1961 graba algunos LP con las bandas de Art Taylor y Max Roach.  No obstante Martín Cohen comenta:

“Yo primero me encontré con Patato para finales de los años 60, cuando él trabajaba con el gran percusionista y director de banda Willy Bobo.  Yo seguí a Patato de un lado a otro en el Bronx.  Él tocaba en las situaciones más extrañas, desde una barra nocturna cerca de la Freeman Street con el organista, Chagine García y una banda de mala muerte, hasta con el desaparecido Francisco Bastar Kako, con Many Duran, con Bobby Brown y Alex Blake en un sitio sobre la Webster Avenue llamado La Taberna Puertorriqueña.«

Después de despedirse de Herbie Mann a mediados de 1963,  Carlos “Patato” Valdés debutó en solitario con la formación de Patato & Totico.  “Patato” se unió con el cantante “Totico”-  Eugenio Arango-,  su amigo de infancia y vecino de su barrio en La Habana.

Luego Johnny Pacheco lo contrata para un toque de entretenimiento  en Puerto Rico a mediados de  1965 «His flute and Latin Jam«.  También apareció varias veces en la televisión de los EUA, en el “show de Bill Cosby” y compuso el tema principal del «Bill Cosby Show». Tambien en 1965 participa con el conjunto de Herbie Mann en el Newport JazzFest donde recibe una ovación del público, dado su peculiar manera de tocar los cueros.

En 1967 se une a las legendarias estrellas cubanas Israel “Cachao” López en el bajo y Arsenio Rodríguez en el tres – probablemente su última grabación en vida – para grabar con la compañía Verve, un álbum de rumbas callejeras, titulado Patato y Totico.  En este trabajo no sólo se limitaron a hacer rumba como si estuvieran en un solar de la vieja Habana o en el barrio portuario Los Sitios (cuna de rumberos donde sabemos nació Patato en 1926), sino que experimentaron con ella al fusionarla —quizás por primera vez— con la samba e introducirle elementos de la cultura norteamericana ausentes hasta entonces en los guaguancós habaneros.

«En el Callejón», Álbum Patato y Totico. Una obra maestra.
«Dilo como Yo», Álbum Patato y Totico.

“Patato y Totico” se constituyó en un disco verdaderamente iluminador, pues no era habitual en esa época, ni en ésta, el formato musical que aparece en casi todas las piezas grabadas: tres (con improvisaciones notables), bajo, set de percusión y, a ratos piano acústico. Constituido en un conjunto de piezas tremendamente nostálgicas, con alusiones a la infancia de los músicos, visibles sobre todo en el primer tema, Nuestro barrio, en que se mencionan todos los barrios de la vieja Habana, en efecto,  Jesús María, Belén y Los Sitios donde la rumba era habitual.  Pero no les bastó con esto, sino que describieron de forma minuciosa las calles del centro de La Habana y La vieja Habana, mencionando incluso la escuela de Artes y Oficios .La banda musical la conformaron “Patato” en las congas, Eugenio Arango (Totico) cantante, Héctor Cadavieco cantante, Mario Cadavieco cantante, Tony Mayari cantante, Virgilio Martí cantante, Papaíto claves, Francisco Valdés (panchin) claves, además de Cachao y Arsenio.

«Nuestro Barrio», Álbum Patato y Totico.

Para el otoño de 1967 se traslada a la bahía de San Francisco con el sexteto de Willie Bobo, compuesto por Kenny Rogers, Sonny Henry, Carlos “Patato”, David Phelps y Willie Bobo.

Kenny Rogers, Sonny Henry, Patato, David Phelps, todos integrantes del Sexteto de Willie Bobo. En Guilded Cage, Sacramento, California (Fall 1967).  Foto de 
Gene Perla.

En 1968 va al estudio para grabar un LP con la banda de Duke Pearson, donde se le encarga la percusión latina. A Carlos Patato Valdés se le acredita haber introducido un set completo de tres congas en el escenario, ello marcó en la música el origen de la modernización de la conga, ahora es posible alcanzar medio paso de un octavo de música con tres congas.  Patato fue al parecer, el inventor de un modelo particular de la conga afinable.  Su conga modificada con el tiempo se convirtió en estándar de las principales formaciones de percusión latina, dentro de los Estados Unidos. Patato para los años 40 ya había divisado que podía mejorar el sonido y afinar los tonos en las tumbadoras, con solo templar el cuero, la idea era usar una serie de llaves diseñadas por él, y juntarlas a un anillo metálico.  Dicha técnica mejoró la calidad melódica del instrumento, de esta manera se le considera como un músico revolucionario. Sobre su invención de la conga afinable, «Patato» ha indicado que:

«Antes yo quemaba mucho cuero para afinar la conga. Y como era un inventor de naturaleza, le hice el arreglo de ponerle llaves a las congas. Y mis amigos me veían con esas llaves y les llamaban la atención». 

Él también inventó una conga resistente que pudiera soportar su peso cuando danzaba sobre ella −en un momento de éxtasis− en los conciertos al vivo. Las primeras inquietudes acerca de su particular diseño, mejoramiento de la sonoridad y modernización de la conga se la enseñó a Frank Mesa, de la compañía Echotone —quien produce un estilo de conga de material sintético―, al parecer no se llegó a un acuerdo satisfactorio.  Sin embargo para comienzos de 1970 Martín Cohen de Latín Percusión adquiere todos los derechos y construcción de las famosas tumbadoras “Modelo Patato”, donde en su logo aparece el nombre del insigne tumbador. 

Carlos “Patato” Valdés bailando sobre congas y Don Mario ríe de las locuras del Rey “Patato”.
Foto de Martín Cohen.

CONGA, TUMBA Y QUINTO MODELO «PATATO«, de Latin Percussion:

Conga LP Patato, de Latin Percussion.
Conga LP Patato, de Latin Percussion. Descripción y características del instrumento.
Tumba LP Patato, de Latin Percussion.
Tumba LP Patato, de Latin Percussion. Descripción y características del instrumento.
Quinto LP Patato, de Latin Percussion.
Quinto LP Patato, de Latin Percussion. Descripción y características del Instrumento.

UNA APROXIMACIÓN A LA HISTORIA DE PATATO CON LATIN PERCUSSION:

Durante más de medio siglo, LP (Latin Percussion) ha creado instrumentos de percusión clásicos y ha patentado cientos de mejoras y nuevos diseños para instrumentos musicales que cumplen con los exigentes estándares de los músicos profesionales. Los instrumentos de percusión latina han aparecido en miles de las grabaciones más famosas y exitosas del mundo, desde salsa clásica hasta rock clásico. De hecho, el LP es una parte tan esencial de tantos géneros musicales que es casi imposible encender una radio o escuchar una lista de reproducción y no escuchar un instrumento LP.

En 1956, Martin Cohen, un joven ingeniero mecánico y ávido fotógrafo del Bronx, se topó con el famoso club de jazz Birdland de Nueva York. Entró y quedó inmediatamente cautivado por el sonido y la energía del jazz latino.

Martin Cohen quedó cautivado por la música contagiosa en la escena de la música latina de la década de 1960 y pronto quiso tener su propio juego de bongos. Desafortunadamente, debido a los embargos comerciales, los bongos de alta calidad fabricados en Cuba no estaban disponibles en los Estados Unidos. Así que Cohen puso en práctica sus habilidades de ingeniería y creó su propio juego de bongos. Después de meses de estudio, Martin Cohen había construido con éxito lo que eventualmente se anunciaría como «los mejores bongos que el mundo jamás haya visto«.

En 1964, Martin Cohen fundó Latin Percussion (LP) y pronto entregó bongos, cencerros y otros instrumentos en bolsas de papel marrón a los músicos. Cohen utilizó los clubes nocturnos latinos de Nueva York como sus laboratorios de investigación y desarrollo, utilizando la experiencia del mundo real del artista tocando música en vivo para crear y perfeccionar los mejores instrumentos de percusión posibles para presentaciones en vivo y grabadas. La autodenominada «historia de amor» de Cohen con la música latina estableció una tradición que aún se practica en LP; las necesidades de los músicos intérpretes se anteponen a todo lo demás.

Cuenta Martin Cohen que en 1979 el negocio de los instrumentos de percusión latina en Europa era poco productivo. Él y su representante en Holanda, Alberto DeHond, vieron la posibilidad de hacer una labor de promoción más fuerte apoyados en los propios músicos, quienes tocarían los instrumentos en vivo. No había nada mejor que los maestros enseñaran directamente a los alumnos. El secreto estaba en juntar aquellos talentos.

Latin Percussion era una fábrica de instrumentos de percusión que Cohen, ingeniero mecánico y aficionado a la fotografía, había fundado en 1964. Latin Percussion llenó un vacío en la industria afrocaribeña, pues las firmas fabricantes existentes hasta entonces eran o muy artesanales o no tenían suficiente stock para tanta demanda y tanto músico. Además, con sus diferentes líneas de instrumentos étnicos y sus series dedicadas, le había dado a la música latina un estatus de primer nivel. Sin embargo, le faltaba salir de su nicho y posicionarse en otros lugares.

La firma tenía en el mercado una serie llamada Understanding Latin Rhythms, donde se daban lecciones de ritmos estándar en formato long play. Y también había creado la serie Drum Solos, donde una serie de especialistas mostraban sus virtudes en toques también estándar. De todos los músicos que colaboraban en el proyecto surgieron los que serían los integrantes del titulado Latin Percussion Jazz Ensemble, que saldría de gira más algunos invitados.

«Antes de la gira, los muchachos de la banda estaban estancados, trabajando por una porquería de paga alrededor de la ciudad de Nueva York. Estaban en clubes como el Pan Am en Queens y El Club Caborrojeño en West Harlem. Les prometí pagarles bien si hacían una clínica por la tarde y una presentación en la noche. Programamos clínicas y presentaciones alrededor de toda Europa.«

Los músicos a los que se refiere Cohen eran: Edy Martínez, piano; Salvador Cuevas, bajo; Carlos Patato Valdés, congas; Johnny Dandy Rodríguez, bongoes; y una estrella que bien podría haber dicho que no a la idea, Tito Puente en los timbales.

La relación de LP con Tito Puente había comenzado en 1970 con la fabricación de unos timbales a su estilo, basados en los viejos instrumentos cubanos que él tenía en su casa. Un diseño hecho a la medida que lo convertiría en el símbolo de la compañía.

«Una noche regresando al hotel, Tito se me acerca y me dice: This is the route we have to take (esta es la ruta que tenemos que coger), recuerda Johnny Rodríguez refiriéndose a Puente en la primera de aquellas giras. El no sabía la fuerza de su nombre, el no sabía el poder que tenía… Entonces se dio cuenta que había otro futuro para él y no tenía que bregar con 15 músicos. Eran apenas cinco músicos, un show, una cosa sabrosa, Beautiful.«

El descubrimiento para Puente de un público fanático en Europa tuvo dos efectos inmediatos. Por un lado, el dinero. Donde él cobraba 2.000, ahora eran 4.000, 5.000, dice Rodríguez. El caché subió a la par de la fama y con menos músicos se podía pedir más. Y por otro lado, estaba la actuación musical. La verdad es que cinco músicos pueden expresarse en conjunto y de forma individual, y había dos que podían hacer magia y encandilar al auditorio: Tito Puente y Patato Valdés.

Patato era incandescente, divertido y loco, aunque también era capaz de sacar de quicio a la organización de cualquier evento con incumplimientos y salidas de tono. En el caso de Martin Cohen, fue más allá y llegó a convertirse en un problema permanente, al que sólo lo salvaban su buen corazón y su inmenso talento. 

«Deja a este HP aquí, decía Dizzy Gillespie durante una gira por Francia. Gillespie quería que lo castigaran por su comportamiento, abandonándolo a su suerte en un país extraño para él. Pero Patato en el escenario era otra historia. La gente acababa fascinada con sus actuaciones, toques, gestos y bailes.

Y él fue la otra estrella de LP con su línea de congas Patato Signature Series, A diferencia de Puente, Patato grabaría tres álbumes en solitario para el sello Latin Percussion Ventures Record: Authority, Ready for Freddy y Batá. Los tres son joyas absolutas y la canción La Ambulancia es un clásico imperecedero de la música afrocubana.

Authority, Ready for Freddy y Batá.
La Ambulancia

Los otros integrantes eran: Edy Martínez, pianista que había crecido musicalmente junto a Ray BarrettoGato Barbieri y Mongo Santamaría, y tenía una enorme facilidad para hacer arreglos. Salvador Cuevas, bajista que a diferencia de la mayoría de latinos, tenía los conceptos del jazz funk de Jaco Pastorius muy metidos en su estilo. Y Johnny Rodríguez, piedra angular de Latin Percussion.

Cohen y Rodríguez eran amigos desde los tiempos el Palladium, y el músico sería el “probador” oficial de los instrumentos de percusión de la compañía. Si los tambores salían a la calle era porque Dandy los había “bendecido”.

La primera gira del Latin Percussion Jazz Ensemble en la primavera de 1979 incluyó sitios emblemáticos como el Jazzhus Montmartre de Copenhague, eventos como el Avro Gooiland JazzFestival en Hilversum, o invitados especiales como el gran Toots Thielemans en Bruselas. Me dijeron que la primera gira a Amsterdam cambió el sistema de educación musical del país, haciendo la enseñanza de música latina mucho más popular, dice Cohen con orgullo.

Aquella gira tuvo una segunda parte con la visita del Ensemble a Japón ese mismo año. La idea era que fuesen los mismos músicos, pero un desencuentro entre Cohen y Sal Cuevas por el adelanto de su contrato acabó con la deserción del músico y la llamada a Andy González. Y justo antes del primer concierto, Edy Martínez se indispuso y el piano lo tuvo que tocar en Tokio el genial artista de Yokohama, Naoya Matsuoka.

Tito Puente en vivo, en Montreux

Por supuesto, las giras tenían una categoría promocional, pero también didáctica. De allí las master class y talleres que sus músicos ofrecían en cada ciudad. Esta idea, que ya había tenido mucho éxito en festivales de jazz en Estados Unidos, se aplicó en los festivales en Latinoamérica, siendo hoy parte vital de los mismos.

Al año siguiente las invitaciones le llovieron a Latin Percussion, pero esta vez el formato varió. Como Johnny Rodríguez tenía compromisos con su banda, la Típica 73, se decidió cambiar los bongoes por un violín. Se llamó entonces a Alfredo De la Fe, quien acababa de lanzar su fenomenal disco Alfredo con el sello Criollo, filial de Latin Percussion Ventures.

En cuanto a los demás integrantes, Puente y Patato siguieron, por supuesto, pero el bajista sería el joven Mike Viñas, quien estaba vinculado al sello GRP de Dave Grusin y Larry Rosen. Y el pianista sería el sensacional Jorge Dalto, quien venía de obtener dos Discos de Platino y ganar cuatro Grammy Awards con George Benson. Era un músico de otro nivel.

Así recorrieron Francia y dieron un concierto inolvidable en el Festival de Jazz de Montreux en Suiza el 18 de julio de 1980.

Pero a partir de entonces Martin Cohen dejaría la promoción y producción del grupo para concentrarse en la realización discográfica y en la fabricación instrumentos, origen de todo aquello. El modelo establecido por el Latin Percussion Jazz Ensemble sirvió para que el empresario Ralph Mercado empezara a trabajar en una línea de Latin Jazz paralela a la salsa. Fue un punto de inflexión. Aparecieron sellos nuevos experimentales como American Clave de Kip Hanrahan, y bandas alternativas como Fort Apache Band de Jerry González.

Tito Puente comenzaría a alternar gran orquesta y pequeño formato, permitiendo que Cal Tjader lo recomendara ante el sello Concord con el que firmó un contrato que le permitió revitalizar su carrera, grabar una docena de discos excepcionales y ganar cuatro Grammy Awards.

Patato Valdés también reafirmaría su carrera con grabaciones junto a artistas africanos y firmando con el sello alemán Messidor, otra de las casas discográficas que surgieron a partir de este fenómeno.

Johnny Dandy Rodríguez se mantuvo al frente de la Típica 73, pero siguió trabajando con Tito Puente. Edy Martínez seguiría como free-lance para diferentes sellos y artistas, al igual que Salvador Cuevas. Alfredo De la Fe pasaría un tiempo en el ostracismo antes de revivir su carrera en Colombia.

Andy González se mantendría al frente de su banda, el Conjunto Libre, al mismo tiempo que hacía otros trabajos. La carrera de Naoya Matsuoka siguió imparable en Japón grabando para la Warner Bros. Records. Mike Viñas pasó más tarde a ser parte de la excepcional banda Seis del Solar junto a Rubén Blades. Y Jorge Dalto, tras algunas grabaciones en solitario, moriría en 1987.

El tiempo fue perfecto para llevar el jazz latino en vivo a Europa, recuerda Martin Cohen. Pero no sólo a Europa le sirvió ese impulso. En todo el mundo algo cambió.

El Latin Percussion Jazz Ensemble grabó dos discos de estudio (si sumamos el titulado Dandy’s Dandy) y uno de concierto. Sin embargo, sus integrantes por separado hicieron los álbumes didácticos con invitados especiales, y el grupo derivó en el llamado LP Rumba Ensemble. Esta selección recoge algunos de los momentos cumbre de un grupo donde brillaba el talento en su máxima expresión. Cada pieza, desde Morning hasta My Favorite Things, es una muestra de perfección en el ensamblaje y la ejecución.

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El tipo de conga «Patato Model» lo han usado  grupos de diversos estilos musicales, desde Carlos Santana hasta los Rolling Stones; además por reconocidos congueros, los cuales fueron sus estudiantes en tiempos pasados.  Bebo Valdés opinó:

«Patato es un músico genial y también un creador. Inventó las llaves de las congas. Profesa la religión africana y sabe como nadie todos los ritmos que provienen de esa tradición.  Es el mejor autor de música afrocubana”.

Carlos «Patato» Valdés en las tumbadoras e Ismael Rivera en el cencerro
en Puerto Rico, para 1975. Foto de Martin  Cohen.

Inevitablemente, «Patato» también coquetea con  − y deja su huella en − la salsa de los 70’s, aportando su toque a dos de las grabaciones más importantes del género, ambas encabezadas por Ismael Rivera (el eterno Sonero Mayor): «Lo Ultimo En La Avenida» con el legendario Francisco Bastar (Kako, el mismo de los Alegre All-Stars) y su orquesta, y «Esto Fue Lo Que Trajo El Barco,» con Maelo y Los Cachimbos. Maelo, de hecho, rebautiza a «Patato» como «Señor Tambó» en el tema «La Gata Montesa.» Otro dato que muchos desconocen es que «Patato» estuvo presente en el debut de la Fania All-Stars en el Cheetah en el ’71 y que igualmente subió a la tarima esa noche con ellos al final de su intervención, como también lo hicieron el propio Kako y los trompetistas Ray Maldonado y Ernie Agosto. Sin embargo, la participación de «Patato,» Kako y Agosto no fue parte de la antológica grabación de ese concierto y mucho menos de la filmación del mismo para la película «Our Latin Thing» (Maldonado es el solista en «Ahora Vengo Yo,» de Richie Ray y Bobby Cruz, pero su crédito en los discos fue omitido).

 Kako, Eve (la dueña del  Eve’s Intimate Lounge en Westchester Avenue ( Bronx) y Patato Valdés, en los años 6o’s.  Foto de Martín Cohen.

Para 1971 nuevamente va al estudio y graba con Dizzy Gillespie un nuevo LP.

En 1977 «Patato» participa en «Descarga 77» de Cachao López siguiendo su inviolable tendencia santera; dicho LP se caracteriza porque manifiesta una profunda compenetración con la  música religiosa de los Orisha.  Ahí “Patato” toca de manera lúdica el religioso y respetable tambor batá ― para poder tocar dicho tambor se necesita que su ejecutante se lave las manos con unas yerbas, buscando de esta manera purificarlas y poder tocar.  En el corte «Buyú» interviene con el percusionista de  Machito, José Mangual padre.

José “Buyu” Mangual, Milton Cardona, Patato y José Mangual, Jr. en el estudio de la  Broadway Record  en Nueva York,
 para  grabar el primer LP Understanding Latin Rhythms, Vol. I. En el año 1974. Foto de Martín Cohen.
Patato en el cumpleaños de Martín Cohen, foto de Martín Cohen.
Tito Puente, Patato y José “Buyu” Mangual. En el estudio de grabación de Martín Cohen en 1977.  Foto de Martín Cohen.

Antes del concierto de 1978 en Alemania, aconteció un suceso: un airado “Patato” le notificó a Cohen que al grupo se le estaba anunciando como el “Tito Puente Latin Jazz Ensemble”.  Una vez finalizado el espectáculo “Patato” anuncia su salida del grupo y se radica en Paris. [El LPJE pasa eventualmente a ser, efectivamente y luego de varios cambios de personal, el Latin Ensemble de Tito Puente. Allí se mantuvo en París por alrededor dos años tocando y grabando con la banda del músico cubano Alfredo Rodríguez, una banda de sonido sólido, hasta que Jorge Dalto (el mismo que tocó con el original LPJE y luego con el Puente Ensemble), reclutó a Patato para formar su propia banda: La Inter-American Band, donde también participan el baterista Buddy Williams, el flautista Artie Webb (el mismo que tocó en los 70’s con Ray Barretto), el bajista Sal Cuevas y otra leyenda de la percusión: Nicky Marrero, el timbalero de la Fania All-Stars. Concord Picante.

Siguió junto a Dalto y compañía una nueva gira musical por Europa; una vez concluida, la banda regresó a Nueva York. Dalto igualmente recluta a Patato y a Marrero para una serie de discos grabados entre 1983 y ’84 para el mercado japonés: «New York Nightline» y «Rendezvous,» donde también participan grandes como George Benson (guitarra), Bob Mintzer, David Sanborn y Jay Beckenstein (saxofones; Beckenstein es el líder de Spyro Gyra), Anthony Jackson y Will Lee (bajos), Steve Gadd (batería), Alan Rubin (trompetista de los Blues Brothers) y el flautista boricua Dave Valentin. El único disco que graba la Interamerican Band como tal para el mercado estadounidense lo es «Urban Oasis,» en el año 1985.

En 1980 Patato se va de gira con la Orquesta de Machito bajo la dirección musical del hijo de Machito, Mario Grillo.  Después se embarca en una nueva gira y graba con Mario Bauza en la Orquesta Afro-Cuban Jazz.

En los años 80 Patato colabora con relativa frecuencia en  el“ Latin Percusión Jazz Ensemble ” del maestro Tito Puente.

En 1984 graba con un All-Star Band lo que se considera su primer disco con arreglos musicales del célebre pianista argentino, Jorge Dalto, ‘Masterpiece‘.  En este proyecto se destacan ritmos como el tango, el bolero, la rumba, el batá y  el Jazz Latino. 

Dalto, quien produjo el disco, aquí se desplazó en una técnica de urgencia fenomenal y una rigurosa fuerza de expresión, donde combinó un lenguaje bien claro entre los idiomas de la música latina y el Jazz.

El recordado tamborero cubano Julito Collazo y Carlos «Patato» Valdés, ambos tocando los tambores batá
en un club del  Bronx  Iva’s Intimate Lounge.  Angelito está detrás con una conga.  Foto de Martín Cohen.

Vale la pena mencionar que el disco no salió al mercado, dado a que el maestro Dalto enfermó de cáncer y no pudo completar las sesiones (quedando su viuda, la cantante Adela Dalto, a cargo de las cintas). Patato cuenta que Dalto le expresó: “Yo deseo hacer esto para ti, yo no vine aquí a grabar por dinero”. El disco se redondeó con dos temas de otra sesión de 1985, donde el pianista lo asumió Michel Camilo.  Dalto murió al año siguiente, 1986, víctima del cáncer. El disco salió a la luz pública para 1993 en formato de CD bajo el sello alemán Messidor.

En 1986 Patato regresa con Mario Bauza para grabar un excelente disco de Jazz, Afrocuban Jazz.  Luego se presentará por cuatro veces entre 1992 y 1993 en  el estudio con Mario Bauza.

En 1993, mismo año en que «Masterpiece» finalmente sale al mercado, Patato participa con Tito Puente, Giovanni Hidalgo, Steve Turré y otros en un CD de Hilton Ruiz titulado “Héroes”. En 1994 regresa a Alemania donde graba dos discos: «Bebo Rides Again,» en compañía de Bebo Valdés con miembros de Irakere y producido por Paquito D’Rivera, y una nueva sesión como líder, «Nobody Beats The Wiz,» la cual también tarda en salir al mercado, esta vez por problemas financieros que llevan al sello Messidor a la quiebra. Seis años más tarde (2000), este último disco sale al mercado bajo el título de «Único Y Diferente.» Aquí lo acompañan Alfredo Rodríguez y John Di Martino alternando en el piano, Nicky Marrero en timbales, bongó y percusión menor (y también toca la batería en el tema «Opitas Opus,» número compuesto por el fenecido Dalto), Vince Cherico en la batería, Pablo Calogero en los saxofones y flauta, Gerry Chamberlain en el trombón (estos dos de la última orquesta de Bauzá), Dale Harrigan en la trompeta y el legendario bajista puertorriqueño Joe Santiago. «Patato» canta y toca tanto las congas como el tambor batá en este disco.

Vacila Patato . . . en el cumpleaños de Martín Cohen.  
Foto de Martín Cohen.

Entre 1995 y 1996, Patato publicó el disco Ritmo y Candela donde une su talento al de otros dos grandes de la percusión: Changuito y Orestes Vilato. El propio Joe Santiago, la excelente pianista (y enciclopedia ambulante de la música latina) Rebeca Maulean y el saxofonista Enrique Fernández, cómplice principal de «Patato,» completan el elenco. Por aquellos años Carlos «Patato» Valdés creó su propia banda «Afrojazzia«, con la cual se ha presentado en los más importantes escenarios de todo el mundo.

Ritmo y Candela. San Francisco Tiene Su Propio Son.

En 1999 Patato graba un nuevo CD («Ritmo Y Candela II») con históricas figuras de la música cubana como Vilató, el legendario Walfredo De Los Reyes Sr. y varios jóvenes valores de la música latina: Omar Sosa, Yosvany Terrye Iván «Melón» González. Ambos trabajos, «Ritmo y Candela I y II,» fueron nominados en los Grammy en la categoría de Latín jazz.

Patato posa junto a su línea de congas nombradas por él mismo: LP Patato Model Congas.   
 Foto de congahead.com.

Luego, varios de los temas se relanzaron en el disco «Patato: The Legend of Cuban Percussion«, producido también, al igual que los originales, por Greg Landau.  Aquí Patato permite introducir a las nuevas generaciones la calidad interpretativa de los ritmos cubanos, como también el sonido del Jazz Latino.

Contribuyó ―junto a otros músicos― en la música de la película «The Mambo Kings,» o «Los reyes del mambo. » El cineasta español Fernando Trueba lo invitó para actuar en la película Calle 54«, basada en la historia del Jazz Latino. En 1996  grabó cuatro álbumes en solitario y fue nominado para los premios Grammy -a la edad de setenta años.

También en diciembre de 1999 grabó el CD The Conga Kings, con la compañía Chesky Record, este CD conoce la luz pública en el 2000.  La rumba la dieron Cándido, Patato y Giovanni tres maestros de la conga en la St. Peter’s Episcopal Church en Nueva York,  donde fue grabado en directo. Es de destacar la facilidad que brinda la grabación para identificar a los tres congueros: Hidalgo se escucha por el canal izquierdo, Cándido en el centro y Patato a la derecha.

El desaparecido conguero Puertorriqueño  Sabú Martínez, quien fue un gran amigo de “Patato” Valdés.

Sólo la versión de Avísale a mi contrariobasta para sentirse satisfecho con este CD.  La pieza, que desde ya hace tiempo es un estándar, cobra una fuerza y alegría que se corona con un excelente duelo entre los tres tumbadores, el repique de Joe González más una original y vacilona aproximación vocal de Olivera, que junto al coro va llamando sucesivamente a Patato: ven, ven, Patato ven, ven. Ven, ven, Cándido ven, ven…

Avísale a mi contrario. The Conga Kings.

En marzo del 2000 graba  en Nueva York un fabuloso CD de colección que todo el que guste de la buena música debería tener, “El Arte del Sabor”. Bebo Valdés en el piano, Israel Cachao López en el contrabajo, Carlos Patato Valdés en las congas y  percusión y Paquito D’Rivera en el saxo alto y clarinete.  Una joya que vale la pena apreciar.

El Arte del Sabor. Lamento Cubano.

El 9 de junio del 2001 se programó un  concierto en Miami, por la firma local Palm Productions titulado Los Maestros CubanosLos Originales, como colofón para grabar en los Sound Booth Studios, en Hialeah, de la misma ciudad el disco homónimo que luego se lanzó al mercado en el año 2001.  La lista de celebridades que  encabezaron el concierto fueron: el bajista Israel “Cachao” López; el  flautista José Fajardo; Alfredo “Chocolate” Armenteros, ex trompetista de los  conjuntos de Arsenio Rodríguez y Benny Moré; los percusionistas Carlos “Patato” Valdés y Francisco Aguabella; el compositor y guitarrista Juanito Márquez; el trombonista Leopoldo Escalante y el vocalista Rodolfo Calzado.

Aún en nuestro tiempo, Patato tiene la dicha de contar con la venia de los espíritus de sus ancestros, se ha movido como el Jazz mismo, desde el centro de la cultura hasta una periferia glorificada; su arte lo controlan las divinidades, él mantiene atado a su cuello una serie de collares de su creencia Yoruba entregados por su Babalocho —el padrino o padre del Santo—, lo que es una muestra al respeto que él guarda de sus creencias. Toca los tambores sagrados de la liturgia Lucumí, se comunica de una manera fácil, eficiente, en lengua y cantos religiosos con sus deidades.  Creemos por estos atenuantes que probablemente “Patato” Valdés sea alguna de las entidades de los Orisha Dioses: Oshún, Yemayá, Oggún, Elegua o Changó, que en su fuerza inmaterial han tomado posesión del  cuerpo material de “Patato”, de tal manera que están intentando usarlo para comunicarse con nosotros  con un mensaje musical  limpio, directo y claro.

A la existencia, logros, enseñanzas, pasión por el Jazz del mítico músico cubano,  el pueblo de Puerto Rico ponderando su amplio balance exitoso, le dedicó el Puerto Rico Heineken Jazz Fest versión 2002, lo que fue una especie de plegaría para agradecerle a los Orisha por mantener entre nosotros tan importante ser.

No obstante, Carlos «Patato» Valdés murió en un hospital de Cleveland, Ohio el día 4 de diciembre de 2007 —en el día omnipresente de Changó.

¡Descance en paz Carlos Patato Valdés!

Fuentes:

Israel Sánchez-Coll, Revista Musical Latinoamericana Herencia Latina: http://www.herencialatina.com/Patato/Patato_Valdes.htm

Radio Gladys Palmera: https://gladyspalmera.com/coleccion/el-diario-de-gladys/el-latin-percussion-jazz-ensemble/

Latin Percussion: https://www.lpmusic.com/about, https://www.lpmusic.com/products/congas/lp/patato-signature-conga, https://www.lpmusic.com/products/congas/lp/patato-signature-tumba, https://www.lpmusic.com/products/congas/lp/patato-signature-quinto


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